¿El desarrollo académico de los niños se ve influenciado por el uso gafas?

La Academia Americana de Oftalmología estima que hasta los 12 años, el 80% de lo que aprende un niño(a), se da a través de los ojos y que por esa razón, el desempeño de los niños y niñas en el colegio depende en gran medida de su visión.

Por su parte la Organización Mundial de la Salud, sostiene que “los niños pequeños con deterioro de la visión grave de inicio temprano, pueden sufrir retrasos en el desarrollo motor, lingüístico, emocional, social y cognitivo, con consecuencias para toda la vida. Los niños en edad escolar con deterioro de la visión también pueden presentar niveles más bajos de rendimiento académico”.

A esto se suma una preocupación creciente en todo el mundo: el incremento de los casos de miopía en los menores de edad, una condición que ya se venía presentando, pero que se aceleró como consecuencia de los cierres decretados por los Gobiernos para prevenir el contagio del Covid-19. 

Un estudio realizado por el Hong Kong Children Eye Study encontró relación entre el encierro para evitar los contagios de COVID-19 y el incremento de esas afecciones de la visión en los menores de edad y lo vincularon, no solo con la mayor exposición a las pantallas, sino también a la imposibilidad de salir al aire libre.

En varios países, incluido Colombia, se difundió este estudio llamando la atención sobre la visión de los niños, pues aunque no hay estudios locales, los especialistas sí percibieron un aumento en la atención de estos casos.

Es hora de hacer un estudio local

“Los errores refractivos durante la infancia, especialmente aquellos que reducen la agudeza visual, pueden afectar el proceso de aprendizaje y, por ende, el desempeño académico de los niños. 

El aprendizaje en los diferentes niveles educativos es determinante para el desarrollo personal, profesional y laboral, siendo importante que los diferentes sentidos se encuentren en adecuadas condiciones para lograrlo de manera integral. En la actualidad hay limitada información acerca del beneficio de la prescripción óptica, en relación con la mejoría en los resultados escolares, comenta Milena Hernández, directora de la Fundación Volver. La investigación y evidencia son vitales, es a través de ellas que se determina y se conoce cuál es el estado de salud de las poblaciones, permite conocer las enfermedades o alteraciones más comunes, sus causas, su frecuencia, prevalencia y determinar así cuáles son esas acciones y estrategias que deben implementarse para resolverlas”,

Salud Visual para poblaciones vulnerables

La Fundación Volver trabaja desde el 2011 con el propósito de llevar salud visual a poblaciones vulnerables que no tienen acceso geográfico y/o económico, y aportar así a solucionar casos de pérdida de visión.

Durante 2021, la Fundación Volver ha realizado exámenes visuales a 11.707 personas, y ha donado 10.041 soluciones visuales (gafas con fórmula). Dentro de la población atendida se encuentran niños y niñas, adultos mayores, asociaciones de recicladores, población indígena y personas que viven en sectores rurales.

Las cifras de la OMS

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, “en el mundo hay aproximadamente 2.200 millones de personas con dificultades en la visión cercana o a distancia. Y en al menos 1.000 millones de estos casos, se habría podido evitar el deterioro visual con un tratamiento”

De esos, 1.000 millones de personas, 88.4 millones deben su mala visión a errores de refracción no corregidos: miopía, astigmatismo o hipermetropía. Es decir que se podría corregir con acceso a un tratamiento tan simple como un diagnóstico óptico a tiempo y unas gafas con fórmula.

Desafortunadamente, una solución que parece tan de fácil acceso para muchos, representa una dificultad para gran parte de la población, ya sea porque se encuentran alejados geográficamente de los servicios de salud, porque no cuenta con los recursos de salud o por simple desconocimiento.

El deterioro de la visión supone una enorme carga económica mundial, ya que se calcula que los costes anuales debidos a la pérdida de productividad asociada a deficiencias visuales por miopía ascienden a US$ 244 000 millones, en todo el mundo.